Juan Campanella: "El mercado de la animación es el mundo"

Por Emilio Gola

En el marco de un encuentro online transmitido en vivo por las redes sociales de Escuela Da Vinci, el director argentino Juan José Campanella brindó su mirada acerca del pasado, presente y futuro del cine y la animación, así como del streaming y las nuevas tecnologías. La entrevista estuvo a cargo de Miguel Massenio, coordinador de la carrera de Cine de Animación y Posproducción, y contó con cientos de participantes en Facebook y YouTube.

Con más de 40 años de trayectoria, un Óscar a la Mejor película extranjera y una nueva etapa como director de teatro y cofundador de la productora de animación MundoLoco CGI, Campanella no dudó en comenzar la charla con el método y el esfuerzo que demanda hacer películas y series: “Vamos llevando las ideas desde el 'ocio' de la preproducción -y la 'pre-preproducción' hasta el desarrollo final. Si el uno por ciento de lo que tenemos en la primera etapa sirve, eso ya es un premio".

El director de El secreto de sus ojos (2009) prosiguió: "El trabajo de un guion demora mucho. No somos guionistas o escritores porque hacemos las cosas más rápido. Por eso, no hay que decepcionarse si no sale bien a la primera. Hay que tomarse más tiempo". En este marco, y tomando en cuenta la cantidad de oferta audiovisual que existe hoy día, no dudó en avisar que "la calidad siempre se destaca" y "ya no hay excusas de dinero ni difusión para no hacer algo". "Si las salen mal, hay que hacer otras hasta que salgan bien", expresó.

No obstante, opinó que tecnologías como la Realidad Aumentada, experiencias interactivas u otros formatos no ayudan a potenciar la calidad: “Me encanta la exploración, pero esos recursos son más para los nuevos medios. En el cine no quiero elegir nada, sino que me sorprendan: Hitchcock, ¡haceme tuyo!”.

En este sentido, dedicó unas palabras a la actualidad del cine a nivel mundial: “Hollywood encontró la solución comercial a través de los superhéroes, el 3D, el 4D y las comedias y películas de horror. Pero el resto estamos en problemas, porque la vida de una película en el cine es cada vez más corta. Aparte, a las distribuidoras ya no les interesa el cine, tenés que estrenar por tu cuenta".

Por otro lado, Campanella aclaró que, si bien había empezado a estudiar cine a los 19, vivía de la profesión desde los 42. "Esto significa que lo bueno no llega necesariamente en los 20 o 30; hay que caer y levantarse. Además, nada es realmente bueno ni malo. El que decide es el público”, explicó. Y amplió: "Ser montajista ayuda. Aunque llegué al rol casi de casualidad durante 'El secreto de sus ojos', me sirve para corregir muchos de los errores que tengo como director".

La mención de ese lapso de su trayectoria dio pie al tratamiento de su participación como director en capítulos de la legendaria Law & Order, de la cual aseguró: "Sacando a Los Simpson, es la serie más larga de la historia de la TV estadounidense, por lo que, en un momento, decidieron llamar a otros directores". Y añadió: "Es un equipo con un gran clima de trabajo, con actores muy entrenados. Después de 21 años, tenemos más energía que antes y lo disfrutamos".

También remarcó que la llegada del modelo on demand cambió la manera de entender la serie: "Ahora el espectador puede elegir lo que quiere ver y seguir los capítulos en orden, así que eso permitió crear arcos dramáticos para los personajes, tener historias más largas y recurrir a otro foco, más enfocado en el drama de las víctimas de los casos".

En cuanto al formato de emisión al que apunta, indicó que todos sus proyectos están destinados al streaming: "Nadie aguanta ya una tanda publicitaria o la 'mosca', ese aviso de que viene otro programa y que aparece justo en los momentos más dramáticos. Ya hicimos la transición de la ficción en TV al streaming”.

“Pero la experiencia del cine no es lo misma que la que tenemos en solitario: la mentalidad es que el cine es mejor para las películas de acción y los grandes decorados, pero también son más grandes las emociones”, contraatacó el director. Y agregó: "Por eso, también me dedico al teatro, donde los decorados siguen teniendo esa cosa estilizada". Así, Campanella abordó la reconstrucción del Politeama, teatro de 700 butacas sobre Avenida Corrientes de Capital Federal para el que implicó a su productora y sus ahorros personales.

Durante la charla, no faltaron los comentarios sobre los procesos creativos del film ganador del Óscar, El secreto de sus ojos (2009), así como de su último largometraje, El cuento de las comadrejas (2019); ni sobre las animaciones de la taquillera Metegol (2013) y el reflexivo corto Ian (2018). "Es verdad que la animación es más cara que una película con actores, pero su mercado es el mundo. Además, se sumó el público adulto. En Netflix y Amazon ya tenemos grandes series del género", resaltó.

Asimismo, Campanella otorgó un lugar especial a la miniserie Vientos de agua (2006): "Creo que es una de las mejores cosas que hemos hecho y siempre les pido a los estudiantes que la vean”.

Justamente, alumnos no le faltan al director, que en 2018 ayudó a crear Potrero Digital, red de escuelas de oficios digitales orientada a la integración social, la capacitación y la obtención de trabajo para personas mayores de 16 años con escaso acceso laboral y académico. Actualmente, cuenta con sedes en La Matanza y Morón, y Da Vinci colaboró en su comunicación digital.

Respecto de esta cuestión, el director valoró la formación académica: “Soy fanático de las escuelas porque son un gran medio para aprender de errores de otros. El cine mejoró mucho a partir de ellas. Es importante aprender cómo se hacen las cosas. Después, nosotros decidimos qué hacer”. En esta línea, indicó la importancia de la música para crear sus obras, especialmente la 'forma sonata': “Redescubrí a Beethoven y en una clase me explicaron el concepto. Me di cuenta de que eso era lo que necesitaba".

“Recibir un aplauso de cualquier persona viene bien. Además, es importante que desde el primer hasta el último trabajador del equipo sienta la película como propia: si no toman esto como un trabajo, después les va bien. Un trabajo que disfrutás es garantía de una vida feliz”, expresó el realizador. Y concluyó con una anécdota laboral que lo llevó a adoptar una frase de cabecera: "Mi arte no tiene horario".

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